17 de junio de 2010




Si te digo la verdad no sé por donde empezar. No sé qué contarte primero de las muchas cosas que quiero decirte.
Creo que lo más propio es que empiece con un :"te quiero" :)
Y ahora, decirte que...¿alguna vez has olvidado todo lo malo que te rodeaba con una simple palabra?¿con un simple gesto?¿una mirada?¿una sonrisa? ¿Alguna vez has dejado de sentir ese miedo que siempre invade tu cuerpo? Si, ese miedo que te impide ver las cosas buenas que te rodean.
Supongo que no sabrás porque te estoy diciendo esto ahora mismo, pero mira;
Tú has conseguido, en muchas ocasiones, que olvide lo malo que me rodea. Que no me coma la cabeza. Has hecho algo extraordinariamente increíble. Has conseguido que no tenga miedo a sonreír, sea cual sea la situación en la que me encuentre. Qué descubra que hay infinidad de cosas por las que soñar, por las que luchar.





Y tú, ¿ te arrepientes ya?


Esta ha sido una de las maneras más tontas de acabar.
Una de esas irrebocables manias que tenemos de hacer notar nuestro miedo.

Miedo a todo, a nada. Miedo irracional convertido en autentico temor.
Miedo al dolor, miedo a sufrir.

Cuando algo parece que está llegando a su fin, nosotros, como seres imperfectos que somos, lo asumimos de la peor manera posible. El egoismo.

Generalmente llega marcado por el arrepentimiento. Ese sentimiento de culpa que aparece cuando sabes que te has confundido, que ese gesto, esa palabra, esa mirada..no debia estar creada para causar dolor, pero lo causa.

Los arrepentimientos forman parte de nuestra mente pero,para mi, son una manera absurda de culparnos.
Absurda, sí.